Dos formas de ver el mismo país dividen profundamente un pueblo noble y de raza pujante, pero un solo aspecto hacen que se encuentren en el tablado de los culpables tanto los unos como los otros.
El gobierno tradicional encabezado por la clase alta y por los nuevos ricos que a punta de aprovechar oportunidades surgieron, fueron los gestores de la Venezuela moderna de calles amplias, edificios modernos, gasolina ultra económica, grandes y modernas industrias.
El gobierno revolucionario compuesto teóricamente por el poder popular se instauró para romper con el ya tradicional sistema de oportunidades y comodidades que nunca logró impactar al menos a una parte prudente de la población con bajos recursos, este gobierno tiende una hilada de recursos e instituciones que llevan inversión y satisfacción de necesidades básicas a la población que nunca había tenido lo que ahora se les daba. Techo, comida, salud y educación.
El resultado de los gobiernos tradicionales fue una clase media y alta cada vez con más dinero pero una clase baja sin techo digno, ignorante y enferma, sin tener muchas opciones de a dónde acudir ni como surgir. Muy parecido a lo que sucede en el resto de países desarrollados y en desarrollo aunque lo nieguen.
El resultado del gobierno revolucionario es la destrucción de las tendencias económicas y de las fortalezas de mercado tales como la moneda, la inversión extranjera, la industria, el turismo.
Se desencadena una especie de guerra entre dos ideologías (tradicionales y revolucionarias) ciegas que lo único que han hecho es llevar al límite unos de sus mayores tesoros, la democracia y el poder del pueblo.
En los inicios, la revolución puso en marcha un gran aparato de inversión estatal que se convirtió en la gran maquinaria de elección y re elección popular engrasada con capítulos de poder presidencial absoluto. Este enfoque de gobierno encontró que la clase media y alta aunque producía muchos dólares también se los llevaba a gastar en otros países y había un aprovechamiento no tan sano de las prebendas cambiarías las cuales también eran una especie de zona de desangre importante.
En el enfrentar de esta situación, el gobierno revolucionario le hace frente al problema restringiendo el acceso a las divisas y de manera legal implementa un sistema que el pueblo no rechaza popularmente con determinación. Pero es este mismo pueblo el que por debajo y fuera de lo legal le da vida a un sistema paralelo que hoy acribilla el país entero y que de manera injusta tiene al borde de la locura el sistema económico. Gran parte de los venezolanos hoy alegan que es necesario comprar a los vachaqueros mercancía increíblemente inflada en precio, alegan que si no importan mercancía pagada con dólar ilegal van a tener que cerrar sus negocios, y lo que no han visto es que más bien su economía está trasnochada y merece que se vaya a dormir para poder que despierte y disfrute de un buen, largo y soleado día de esa Venezuela que todo mundo quiere.
No compres vachaqueo, no compres dólares en el mercado paralelo. Utiliza toda esa energía para ir y exigirle al gobierno de la ideología que sea, que cumpla con su responsabilidad, El pueblo.