septiembre 08, 2016
Ya son más de 50 años cargando todos los días el miedo de vivir en un país en el que el estado se enfrenta todos los días a una Guerrilla. Pero esta historia está cerca de quedar como eso, historia.
La tarea más difícil para un Colombiano no es decidir si quiere paz o no quiere paz. Confío en mi instinto y existe una mayoría muy significativa que anhela vivir en un país sin violencia.
La tarea más difícil de los Colombianos va a ser tener la capacidad de sentir el mal olor que viene cogiendo el estado, gobierno tras gobierno. El deterioro del país y la institucionalidad es muchas veces evidente y descarado. En 1991 estrenamos constitución y han bastado 25 años para que hoy luzca como una joven manoseada y sin futuro.
Cada presidente ha puesto su grano de arena para ponerle orejas a la Carta Magna, orejas sordas que ahora requieren ser estirpadas.
LA DISCRIMINACIÓN POLÍTICA es el factor más común y habitual que aunque modesto viene dando pasos de gigante en Colombia; opinar y tomar posición es algo que genera controversia y si es en contra del gobierno esa controversia lleva a las personas a quedarse sin empleos (cuando son empleados públicos) con la mermelada disminuida si en su región no se apoya al gobierno central, etc.
Se va volviendo común el uso de listas de asistencia a actos con claros tintes de adoctrinamiento, y está demostrado que esta es la maquinaria más potente que puede existir, la de un gobierno compitiendo por quedarse con el estado.
Ahora se nota que en los medios de comunicación hay actores y demás personajes influenciadores sociales tomando banderas políticas sin aclarar que por detrás lo que hay es algún tipo de pago a favor de sus tan naturales y bien actuadas expresiones.
Pero ojo, no soy yo, también está HRW y allí está documentado el proceso de creación de un estado anti democrático que llega al poder a través del voto pero al final toma por sus mano el poder y se pasea de la mano con los judiciales y los legislativos rompiendo el equilibrio de poderes.
La constitución política Colombiana consagra 3 poderes independientes, el ejecutivo, el judicial y el legislativo pero acá no existe la independencia ni mucho menos respeto entre ellos, acá lo que existe son intereses económicos y ansias de poder individuales que para nada tienen como fin sacar el país adelante. Los tres poderes se sientan en la misma mesa a jugar "hagámonos pasito, yo te elijo tú me eliges, yo te doy mermelada y todos salimos untados, seamos amigos hasta las próximas elecciones, firme sin leer, seamos el mejor cliente de los medios de comunicación y nos no dejemos que hablen la verdad sobre nosotros, entre otros"
Ahora está mesa tiene una silla adicional, acaba de llegar un nuevo jugador y parece que lo han convencido para que juegue el mismo juego con las mismas reglas, las Farc ahora pueden jugar, pueden hacerse elegir, pero los jugadores viejos les están enseñando cómo se juega en esta casa, como salir a la ventana y contarle a los medios de comunicación que se está intentando cambiar el país cuando en realidad están sentados embriagándose con el fortín del estado, aprendiendo del arte de las maquinarias, son El Niño chiquito que todos quieren peinar para el lado que mejor les quede, ese niño que un día nació luchando por las injusticias llega al seno de un estado que le quiere enseñar las peores prácticas dándole como juguete el agro Colombiano, pero en la práctica:
Vamos a seguir muriendo en los hospitales convertidos en negocios que pisotean el juramento hipocrático, vamos a seguir pagando con el 10% el 15% y más del 20% las coimas que se comen los políticos infectados de la peor guerra que el pueblo Colombiano jamás ha querido luchar, la corrupción.
Vamos a seguir contaminando y destruyendo nuestros recursos naturales.
Vamos a seguir alimentando el consumismo.
Vamos a seguir dejando que los, Castro, que los Maduristas, que los Obamistas, los Clintistas digan de que color tenemos que teñir nuestra propia bandera.
Vamos a seguir eligiendo políticos que son semilla de los frutos que venimos recogiendo, semillas enfermas, bonitas por fuera pero podridas por dentro.
Es muy muy particular ver que las Farc quieran acabar su lucha sentándose a gobernar con los Colombianos menos honorables que ha tenido este país; esos mismos compañeros de política que ahora tendrán son los mismos que en las próximas elecciones les van a sacar los ojos, Lleras, Roy Barreras, Galán, Gaviria, Santo, etc.
Como Colombiano quiero mi país en paz pero me intranquiliza ver que La mesa de La Paz está llena de comensales que están mirando su propio plato y aún no despiertan y entienden que al final del día quienes vamos a pagar su cuenta somos nosotros los Colombianos.
Hace 50 años nació el invitado que ahora se sienta en nuestra mesa, ese invitado llegó dispuesto a matar y ahora sale abrazado con el trasero untado de la mermelada del poder pero enfermo de lo mismo, pobreza y desigualdad porque acá en 10 años no va a pasar nada si no incluimos a todos los Colombianos, los del campo, los de las ciudades, los ancianos, los niños, los gays, los machos , los blancos, los negros, los aliviados, los enfermos, los que quieren ser ricos, los que quieren seguir siendo pobres, los del Si los del No.