Diciembre 25, 2016
La inteligencia hace que los hombres fuertes pasen a un segundo plano y pierdan importancia social.
Las personas débiles físicamente y fuertes mentalmente son perezosas, no corren, no caminan, usan la inteligencia para inventar cosas que les permita ahorrar energía, ya no van corriendo a hablar con alguien, compran celulares, usan vehículos, contaminan quemando procesos industriales.
¿Que es lo que valoramos en realidad? ¿Llegar con un auto nuevo? ¿Llevar el celular del año? Tomar agua no es un lujo, comer bien no es nungun lujo, tener casa no es una necesidad, ya lo básico es algo que se da por hecho y nuestros deseos los transformanos en nuestra razón de vivir, consumir consumir y consumir.
Estamos confinados en este planeta que nos da todo lo necesario para vivir con igualdad y accesibilidad pero nosotros mismos hemos inventado productos diferenciadores que hacen ver a unos más pobres que otros.
Un hogar de hace 1000 años no tenía lujos de nungún tipo; el objetivo de cada familia era tener bajo techo la seguridad de la alimentación, el vestido y si a caso la alimentación.
Hoy en día estamos dando vueltas para que gran parte de los habitantes del planeta cambie los televisores de su casa aproximadamente cada 3 años, que cada persona cambie su celular cada 1,5 años, que cada computador se cambie cada 3 años, que la movilización no se haga en sistemas de transporte masivo sino que se haga en un auto personal que se cambia cada 3 años como máximo. Ahora los servicios básicos son más que el acceso al agua y la energía; ahora hay que pagar internet, gas, Netflix, spotify, salud prepagada, planes de pensión particulares, seguros, etc.
Hemos vuelto cada vez más complicada nuestra propia existencia, dejamos que campañas de marketing nos hagan antojar de cosas que no necesitamos y nos esclavisamos ante el dinero para poder pagar todo; educamos a nuestros hijos para que trabajen y se esclavisen por sus propias metas de adquirir posesiones; ahora más que nunca estamos más alejados del desarrollo como personas, no valoramos el arte, no valoramos el desarrollo físico a menos que sea para ser modelos, no valoramos a las personas que piensan y estudian el consciente social (filósofos, antropólogos, psicoanalistas) preferimos evitar a las personas que señalan con razón las dolencias y las amenazas de la sociedad.
Hay una especie de convicción social inclinada a no ver ni aceptar los problemas y amenazas. Es comparable con matar el médico que diagnostica una enfermedad grave creyendo que así se acaba la enfermedad.