noviembre 18, 2016
Ya son más de 50 años cargando todos los días el miedo de vivir en un país en el que el estado se enfrenta todos los días a una Guerrilla. Pero esta historia está cerca de quedar como eso, historia.
SE ES BUENO O MALO SEGÚN DE DONDE SE MIRE
Este es un viaje rumbo al Ariari Colombiano y terminando en San José del Guaviare, zonas de gran resonancia en el inicio, recrudecimiento y ahora en el fin del conflicto.
Pero, ¿Qué hay en estas tierras?
Tesoros, tesoros de y para la humanidad, paisajes, vida silvestre, agua, carreteras rústicas, los últimos indígenas nómadas que le quedan a Colombia, un pulso entre los que quieren extraer petróleo y minerales, y los que creen que esta tierra tiene su propia riqueza representada en: su historia, su cultura, su estilo de vida, sus ganas de salir adelante como lo han hecho en los 50 años de abandono de estado, solos.
Puerta de Orión
Arco y flecha Nukak Maku
Nadar en aguas cristalinas en Tranquilandia es un privilegio.
Los habitantes de esta región tienen su propia idea de futuro y no se les hace necesario que un puñado de gente ni mucho menos el resto de Colombia decida por ellos.
¿Qué necesitan y a qué le temen?
Necesitan paz, necesitan que el estado controle el orden social, no solo de los centros poblados sino de las periferias y las selvas próximas que son el nido de los que extraen de manera ilegal minerales y árboles, además de ser la génesis diaria del negocio del narcotráfico.
Si algo hay que agradecer a la guerrilla es que han sido de manera dura e indiscutible los reguladores de la población que quiere comerse y dañar el medio ambiente con el único fin de lucrarse sin control de un estado que simplemente no ha funcionado en esa zonas.
Esa triste historia en donde la guerrilla es la palabra y el orden de lo que se explota, hoy tiene en vilo a los habitantes jóvenes educados alrededor de economía agrícolas armoniosas con la naturaleza.
¿Qué va a pasar con la gente que va a explotar los recursos que la guerrilla controlaba y limitaba? Ahora se cambiará la ley de la bala por la ley del dinero debajo de la mesa?
¿Qué piensan los comerciantes?
Creería uno que ellos son los principales facilitadores de suministro a las guerrillas, y la respuesta es un NO rotundo, hay quienes mencionan sentirse en medio de un secuestro colectivo dentro del cual se acostumbraron a vivir unos pagando extorsión y otros derramando sangre poniéndole el pecho al problema.
Al fin de cuentas son víctimas que por su orgullo y empuje no planean irse a solicitar ayuda de ningún tipo. Ellos le temen a que se quiera acabar con la economía de la coca y se genere más pobreza; el mercado de la coca tiene los clientes asegurados y a diferencia de los que sacan la coca y la llevan a las narices del mundo (traquetos), a los campesinos les toca una mínima parte que sólo alcanza para vivir bien, por qué ellos simplemente son narcocultivadores y no narcotraficantes.
Ahora, cuando el campesino se empiece a dedicar a cultivar productos legales se va a encontrar con otro mundo también corrompido por mafias y carteles que compran productos agrícolas a precios que a veces no llegan ni al costo y presionan para que la pobreza sea cada vez mayor en el campo y la riqueza sea mayor para sus estructuras de comercialización.
Los comerciantes de la zona con su inteligencia de negocios sospechan que en la región hay jóvenes que por su naturaleza son ambiciosos y van a querer tomar su propio negocio de producción de coca y madera, y si el estado no se pone en la responsabilidad de entrañarse en esta problemática, de acá saldrán los nuevos dolores de cabeza de esta sociedad que vive de guerra en guerra.
"Antes de Uribe esto ni vías tenía. Durante la presidencia de Uribe a los guerrilleros los apretaron, los muchachos se tenían que desmovilizar ya cansados, acá en el puerto (embarcadero de lanchas) el puesto de control del ejército y la policía no dejaba sacar mercados grandes y así le dieron duro al suministro, luego que llegó Santos, esos puestos de control mantienen vacíos y los guerrilleros ya se surten fácil" dice Fidelino (no es su nombre real), comerciante de Puerto de oro.
Sigue hablano Fidelino: "acá no vamos a dejar que lleguen las petroleras, mire el Casanare, tuvieron plata por montones y ahora la gente se está yendo y los que quedan, con el agua contaminada o sin agua, con problema de precios porque todo se volvió muy caro, eso hizo un daño muy grande, acá somos pobres pero estables y tenemos el agua por donde miremos"
¿Qué piensan los jóvenes?
El espíritu juvenil lleva a los jóvenes a tener su propia historia y su propia visión del futuro; si hay algo particular por reseñar en este territorio es la palabra DESPLAZADO; es el fenómeno que les ha permitido entender que las oportunidades no vienen envueltas con terciopelo, que el mundo es más grande de lo que ellos imaginaban y que en el enfrentamiento armado todos son unos animales, que los integrantes del estado ha actuado con sevicia, y han visto morir a guerrilleros que por una especie de síndrome de Estocolmo terminaron siendo sus amigos y algunas veces, muchas veces se mezclaron con sus propias familias y se acentaron de una u otra manera en sus vidas como cuñados, hermanos, tíos, padres, primos o simples conocidos. Las muertes de muchos guerrilleros es reclamada como la muerte de personas que "no debieron morir así".
"Alias "Tomas" era un familiar mío, y después de 22 años nos dimos cuenta que no estaba muerto sino que trabajaba de cerca al Monojojoy, y nos dimos cuenta porque una guerrillera llegó a la puerta de la casa de mi abuela con el cuerpo de él al hombro, su cabeza estaba destrozada y nunca se me va a olvidar que la lengua le colgaba por el cuello; a mi tío Milton lo fusilaron los del ejército, contó la guerrillera, también contó que ellos se entregaron en medio de un combate y que el comandante del grupo de soldados simplemente le pegó un tiro con el fusil y en ese momento les llegó un hostigamiento que le permitió a ella llevarse el cuerpo y huir"
Estos son los contrastes de la guerra, esta es la verdadera paz, la que hay que hacer entre víctimas, entre las madres, esposas, hijos etc que quedaron vivos con el dolor y las historias de la muerte de sus seres queridos y que desde donde quiera que se cuenten, cada que uno moría, moría el héroe de alguien.
Javier (no es su nombre real) es un joven desplazado de Mapiripán y cuenta su extraña historia "yo recuerdo que siempre había un guerrillero dando vuelta por la cancha por la que nosotros jugábamos futbol y nunca se me va a olvidar cuando lo mataron y nosotros salimos corriendo, era el ejército con los paracos que se metieron al pueblo y mataron todo lo que oliera a guerrillero así no lo fuera, pero después de eso los comandantes guerrilleros se enteraron y se vinieron con miles de guerrilleros a retomar y al final de la retoma, el comandante de los paras fue capturado y un guerrillero le dió la oportunidad de matarlo a una guerrillera que había perdido a sus hermanos y ella como cualquier guerrillera verraca que era lo mató y le mochó las piernas con una macheta"
Javier sigue hablando: "Es que los guerrilleros había que respetarlos, por ejemplo el negro Acacio era un man que si uno lo miraba daba miedo, era como loco, pero el lo veía a uno y era un man bien, nos daba dulces y plata; eso si cuando uno cumplía 12 años, ya empezaban a darle vuelta para que se fuera con ellos, ellos decían que el entrenamiento lo daban gringos y todo, uno salía vuelto un Rambo, pero yo preferí seguir estudiando y pude irme para Bogotá, eso si, para allá no me vuelvo, que plata para todo, que plata para bus, que no hable por celular que lo roban y lo matan, que el frío, yo acá estoy bien, quiero ser guía turístico, por acá hay muchas rutas para hacer y a la gente no le debería dar miedo".
¿A qué le tienen miedo?
"¿Sabe a que le tengo miedo yo? a encontrarse con un para, esos manes andan todos drogados y lo pelan a uno, yo creo que nos tocaría es matarnos, ellos son unos animales, si yo le digo que soy de Mapiripán el no me va a creer que no soy guerrillero y ni me hablaría, eso de una me va a querer pelar. Si el hablara con uno pues uno ya le explica y todo pero nada"
En San José del Guaviare se puede acceder a un tipo de turismo sin igual, hay caños de agua cristalina, caños de agua con macarenias (como en Caño Cristales), formaciones de rocas salidas del escudo de Guayanés, pinturas rupestres hechas por indígena hace miles de años, animales salvajes, avistamiento de aves, comunidades indígenas como los Nukak Maku, los cuales son la última comunidad indíena nómada en Colombia y una de las pocas del mundo, la cual está amenazada por el contacto con la civilización.
Las paz está en el pensamiento de cada Colombiano y en el entendimiento de que las víctimas están en todos lados así nunca hubiéramos oído hablar de ellas, el hecho de que existan poblaciones enteras que en su momento convivieron con un actor o con otro, se debe al Estocolmo del secuestro colectivo al que se sometieron y al abandono parcial o total de un estado que aún no se nota capaz de llenar los vacíos de poder que dejará las Farc y que alguien tomará seguramente como una oportunidad.
Pintura rupestre con más de 20.000 años de antigüedad.
Tesoros detrás de la violencia.
UBICACIÓN: SAN JOSÉ DEL GUAVIARE, GUAVIARE, COLOMBIA