La democracia es alterada como si fuera un producto transgénico, que nace como una maravilla pero empieza a caer mal poco a poco.
El voto es un símbolo de igualdad; sin importar género, estrato, o cualquier otra etiqueta, todos tenemos derecho a un voto con igual peso para todos.
El voto es el poder de un pueblo en edad de elegir, dividido en partes iguales, aunque ese pueblo tenga necesidades no tan iguales.
La igualdad en la democracia transgénica, indica que, para canalizar el poder del voto se deben montar partidos políticos con espíritu empresarial capaz de administrar y hasta producir en favor de ciertos grupos políticos garantizando que los modelos de gobierno sean más o menos estable en la historia. Esta democracia es igualitaria y vela porque todo siga igual, gobierno tras gobierno y cierra las puertas en la cara a las corrientes del cambio.
La democracia transgénica no permite que las semillas de nuevos pensamientos den frutos, solo se vale elegir de sus propios frutos y resulta que los partidos pilíticos actuales, son árboles viejos, desgastados y sobre todo torcidos; que nos llenan de fe en cada cosecha (época de elecciones), poniéndose frondosos y llenos de vida, mostrándonos que el futuro está en ellos y mas tardamos en comernos esos frutos falsos, que estar arrepintiéndonos y escupiendo toda la basura que nos metieron para que les diéramos nuestros votos.
Después de cumplir 18 años obtenemos el derecho a votar y dejamos de ser esos niños que no podrían elegir por el futuro de su nación. Ser adultos nos da el derecho a votar, pero no le da derecho a nadie, para que le compre el voto a otro; ese derecho no existe de manera literal pero en la práctica si existe, parte de la población electoral está dispuesta a entregar su voto por un favor que alguien le pide, o porque tiene comprometido su empleo, o porque trae entre manos un contrato, o porque creemos que ese es el que va a ganar, y da vergüenza votar por el perdedor; entonces, para que esperar ser adultos para votar si nos pasamos la vida votando como niños? quizá un niño no complique tanto sus decisiones.
La democracia transgénica le da igual poder de votos a todos los ciudadanos, pero deja abierta la puerta para que de manera injusta, lleguen personas o empresas adineradas a comprar y a manipular las intenciones del voto a favor de sus propios intereses, y por ley es legal invertir en campañas, sabiendo que invertir exige un retorno que por obvias razones se hará a punta de contratos corruptos. Por ley lo único legal debería ser que cada ciudadano pueda aportar de manera igualitaria y voluntaria un monto exacto, ni más ni menos, para subsidiar costos de difusión de mensajes pero no para subsidiar comprar almas.
No hay razón para que un ciudadano tenga solo un voto para elegir, y que una empresa que no tiene ninguna forma humana, que no tiene que luchar por su educación, que no se le muere su familia en hospitales de mala atención, que no sufre en las filas de carros, pueda invertir en campañas políticas y direccione la intención de voto de ciudadanos reales.
La democracia real gira alrededor de que los pueblos sean conscientes y estudien a fondo los candidatos por su capacidad de hacer cosas justas; ayudando a los más necesitados y dejando que sigan su rumbo los que ya van creciendo.
Es verdad, todas las campañas se desbordan en gastos porque poco es lo que legalizan o declaran y de esa manera nadie sabe después de elegido, cuánto es lo que se debe recuperar a punta de contratos o ROBAR.
Entonces si es justo que los ricos compren votos, también es justo que, entre más necesidades tenga un ciudadano, más oportunidades de voto pueda tener.